En el camino del duelo, la tristeza se presenta como una compañera inevitable. Aparece en oleadas, a veces inesperadas, a veces con una intensidad que nos sobrepasa. Y ante ella, te habrás preguntado: "¿Es normal sentir tanta tristeza? ¿Estoy haciendo algo mal?".
En el video que encontrarás más abajo tratamos sobre este tema, y ahí descubrirás có
mo superar la tristeza en el duelo, pero antes dejame decirte que:
Es una emoción que nos llama a ir hacia nuestro interior, a conectar con el dolor que la pérdida ha dejado en nuestro corazón. Es en este espacio de profunda introspección donde comienza la verdadera sanación.
Es el reflejo de un corazón que ha amado intensamente y que ahora se enfrenta a la ausencia de aquello que amaba. Es un homenaje a la vida compartida, a los recuerdos que atesoramos y a la persona que ya no está.
La tristeza es como una ola que llega, nos invade y luego se retira. Lo importante es no luchar contra ella, sino permitir que nos inunde, que nos haga sentir su intensidad y que, poco a poco, nos lleve a la orilla.
En este camino de sanación, las técnicas holísticas, energéticas y espirituales pueden ser una poderosa herramienta. El coaching de psicología positiva, por ejemplo, nos ayuda a redescubrir nuestros recursos internos, a fortalecer nuestra resiliencia y a encontrar nuevas fuentes de significado en nuestras vidas.
Recuerda que no estás sola en este proceso. Muchas mujeres han pasado por lo que tú estás pasando y han encontrado la manera de salir adelante, igual que yo. Déjame acompañarte en este camino de sanación. Te invito a una sesión gratuita de 30 minutos donde podremos conocernos y explorar juntas cuál es la mejor manera de ayudarte a elaborar tu duelo de forma sana y encontrar la paz que tanto necesitas.
Juntas podemos transformar el dolor en un aprendizaje, en una oportunidad para crecer y descubrir nuevas fortalezas en tu interior.
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En este camino de duelo, recuerda que la tristeza no es un enemigo, sino un aliado que te acompaña hacia la sanación. Abrázala con compasión, permítete sentirla y confía en el poder transformador de tu propio corazón.
Con amor y comprensión,
Lola Baena Gómez
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